Hoy soñé contigo por primera vez en mucho tiempo. Desperté con tu imagen clavada en mi cabeza y por un minúsculo instante perdí la noción de la realidad y creí que no te habías ido. Tu recuerdo se volvió algo material y tangible, tanto, que fui capaz de sentir tu olor a limpio y de ver tus ojos cargados de ese amor tan incondicional mirarme mientras tus manos grandes y curtidas me apartaban el pelo de la cara.
Yo que no creo en vidas eternas ni en paraísos celestiales, me sorprendo a mí misma pensando que me observas desde algún recóndito rincón que ni yo misma alcanzo a definir o localizar. Si me detengo a pensarlo desde el escepticismo que me acompaña desde mi adolescencia, llego a la conclusión de que sólo es un artificio de mi mente para paliar el dolor que me sigue provocando tu ausencia. Sea como sea, me gusta pensarte sentada en tu mecedora, observándome desde algún lugar... meciéndote, tejiendo, viviendo...
Para mí tu cara es la cara de la lucha, de la valentía, de la entereza. A pesar de haber tenido una vida llena de calamidades jamás escuché una sola queja salir de tu boca. Es por eso que te admiro y por lo que no necesito salir fuera a buscar referentes. ¿Quién necesita Juanas de Arco teniéndote a ti?
Para mí tu cara es la cara de la lucha, de la valentía, de la entereza. A pesar de haber tenido una vida llena de calamidades jamás escuché una sola queja salir de tu boca. Es por eso que te admiro y por lo que no necesito salir fuera a buscar referentes. ¿Quién necesita Juanas de Arco teniéndote a ti?
No hay comentarios.:
Publicar un comentario